Cuando piensas en Steve Jobs, seguramente imaginas al visionario detrás del iPhone, el Mac y el imperio de Apple. Pero lo que pocos saben es que, desde niño, Jobs no encajaba en la escuela. Se aburría en clase y no entendía por qué tenía que memorizar cosas que, para él, simplemente no tenían sentido. ¿El motivo? Aunque nunca fue diagnosticado formalmente, muchos creen que Jobs tenía dislexia, una condición que, al mirar su vida, encaja bastante bien .
La escuela: un lugar donde no pertenecía
Desde pequeño, Steve Jobs era rebelde. Mientras los demás niños se conformaban con lo que se enseñaba en el aula, él se salía del guion. No le gustaban las normas, no le gustaba leer y mucho menos que le dijeran qué hacer. Los profesores lo etiquetaban como un niño "problemático", incapaz de prestar atención .
Lo que nadie entendía era que Jobs pensaba diferente. Como muchos grandes genios, abandonó la universidad después de un semestre, frustrado por el sistema educativo. Pero lejos de ser un fracaso, este fue el inicio de su leyenda. Si Jobs hubiera seguido el camino convencional, ¿tendríamos hoy en día dispositivos tan intuitivos y elegantes como el iPhone? Lo más probable es que no.
El poder del pensamiento visual
Si hay algo en lo que Steve Jobs sobresalía, era en pensar visualmente. Como ocurre con muchas personas con dislexia, Jobs no dependía de las palabras, sino de las imágenes para procesar el mundo. Esta habilidad fue clave para su éxito. Jobs no era un ingeniero técnico ni un genio de los números; era un creativo visual que podía imaginar productos mucho antes de que existieran.
Cuando lanzó el primer Mac, no solo revolucionó la informática por lo que hacía, sino también por cómo se veía. En un mundo donde las computadoras eran feas y grises, Jobs introdujo el diseño y la simplicidad. Su capacidad para visualizar productos y diseñarlos de una manera que conectara emocionalmente con los usuarios fue lo que lo convirtió en un visionario único.
La campaña “Think Different” y los genios disléxicos
Lo más interesante de Steve Jobs y su legado es la campaña de 1997 de Apple, "Think Different". Jobs rindió homenaje a figuras icónicas que, como él, pensaban diferente. Lo curioso es que muchos de esos personajes, al igual que Jobs, tenían algo en común: dislexia.
En los anuncios de la campaña aparecían nombres como Albert Einstein, Richard Branson, Pablo Picasso, John Lennon y Muhammad Ali, todos ellos genios que enfrentaron dificultades de aprendizaje, pero que lograron revolucionar sus respectivos campos.
¿Coincidencia? No lo creo... La campaña "Think Different" celebraba a quienes, como Jobs, no encajaban en las normas, y el mensaje era claro: si piensas diferente, puedes cambiar el mundo.
Superando barreras y cambiando el mundo
El legado de Steve Jobs demuestra que las barreras del aprendizaje no son un obstáculo, sino una oportunidad para tomar otro camino. Si Jobs hubiera seguido el guion académico tradicional, es probable que nunca hubiera fundado Apple. En lugar de tratar de adaptarse, aprovechó su forma única de ver el mundo para crear algo completamente nuevo.
Al igual que otros genios disléxicos, Jobs hizo de su dislexia una ventaja. Hoy, todos llevamos en nuestros bolsillos un testimonio de su capacidad para pensar diferente.
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